Autoridad








Los que tienen autoridad sobre ti te animan a mirar siempre hacia afuera. Eso te lleva a verte como una víctima y a considerar que el peligro está en el exterior. Cada cual se sacude la responsabilidad y hasta el más insignificante de los problemas se achaca al médico, al maestro de los niños, al empleado, al jefe o al vecino. 
En el ámbito de la salud hemos encontrado emisarios de la maldad en los virus, el tabaco, la polución y muchas otras cosas. Las religiones han abierto el camino, hace mucho tiempo, inculcándonos la idea de que somos pecadores malvados desde que nacemos y que vivimos bajo el inquisidor ojo de un Dios implacable, listo siempre para castigarnos.
Desde que nacemos, el arquetipo de la víctima se ancla en nosotros, allanando el camino para los poderes exteriores, ya sean políticos o religiosos.
Continuando en la búsqueda de culpables en el exterior ¿qué pasa?
¡Que entregas todo tu poder a los demás! Como el responsable está fuera, le das tu poder y dejas de controlar tu propia vida.
Conclusión: si un agente externo es el culpable de tu desgracia ¡poco puedes hacer tú! Pones el poder en manos de otro, y eso lo hace la gente sin cesar, durante toda su vida.



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