Bacanal



Bacanal - Nicolas Poussin - 1625 - Museo del Prado.





El Dios Baco es comparado por los romanos con el dios de la naturaleza, Liber, adquiriendo significados telúricos compartidos con el culto relativo a la Tierra. Puede significar al igual "libertad, independencia". Pues en honor al dios de la libertad se celebraban grandes fiestas a él dedicadas, fiestas muy licenciosas, tanto que fueron prohibidas para el pueblo por el Senado, aunque como suele suceder con la alta casta política, a ellos no les alcanzaba sus propias leyes y escogieron celebrar estas fiestas en la intimidad. En público estaban mal vistas eran ejemplo de lujuria desmedida, de libertinaje. Por eso los senadores crearon los llamados misterios dionisíacos y en ciertas ocasiones especiales se organizaban bacanales que debían ser aprobadas específicamente por el Senado, con esto se ganaban ciertos favores de los ricos mercaderes y comerciantes. El senado llegó incluso a nombrar bacantes, discípulas femeninas de Baco que aparecían extasiadas por el consumo de vino en los rituales del dios, vestidas con pieles de ciervo y de pantera llevando a cabo bailes frenéticos y según dicen eran capaces de despedazar tanto a hombres como a animales. Pero también tenían mucho contenido erótico: cuentan que pasaban noches enteras bailando desnudas, excitadas sexualmente hasta el paroxismo. Se suponía que dichas prácticas fomentaban la fertilidad, y las matronas que hacían de sacerdotisas proporcionaban alcohol y drogas alucinógenas a las jóvenes. 
La leyenda afirma que recorrían los bosques insinuándose y lastimando a los hombres que encontraban. La danza de las bacantes era el rito central de las ceremonias y entre los sacrificios que dedicaban al dios Baco y se incluían los excesos sexuales y el sadomasoquismo. Esta tradición, fue a lo largo de la historia pasando por las ceremonias de sexo colectivo practicado por algunos papas y sectas heréticas medievales, la creación de las increíbles sociedades secretas dedicadas a las prácticas orgiásticas sádicas en Inglaterra o la aparición de personajes como Casanova o el Marqués de Sade en el siglo XVIII, en los que personajes femeninos están muy influenciados por las bacantes romanas, hasta llegar hasta nuestros días y hoy están de moda.
En esta bacanal pintada por Nicolas Poussin, el motivo central es un carro tirado por dos leoncillos que son los constantes compañeros de Baco, quien, desnudo, invita a subir al carro a Ariadna. En torno a este carro triunfal hay abundante concurso de bacantes, sátiros y amorcillos, en confuso y revuelto montón y mezclados con animales. Todo el cortejo va precedido por un silenio (personaje que cuando estaba ebrio poseía una sabiduría especial y el don de la profecía) cabalgando en un asno.
Por el suelo y en manos de sátiros y amorcillos hay ánforas y copas y a la derecha a media altura dos figuras femeninas (bacantes) destacan, una con túnica azul brillante y a su lado otra semidesnuda con un velo que parece enroscarse a su cuerpo. También a la derecha y en primer término otra bacante cabalga sobre un macho cabrío.


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