Escalera al cielo

Nos cuenta el Libro del Génesis que Jacob partió de Berseba y se encaminó hacia Jarán. Cuando llegó a cierto lugar, se detuvo para pasar la noche. Tomó una piedra, la usó como almohada, y se acostó a dormir en ese lugar. Allí soñó que había una escalinata apoyada en la tierra, y cuyo extremo superior llegaba hasta el cielo. Por ella subían y bajaban los ángeles de Dios. En el sueño, el Señor estaba de pie junto a él y le decía: «Yo soy el Señor, el Dios de tu abuelo Abraham y de tu padre Isaac. A ti y a tu descendencia les daré la tierra sobre la que estás acostado. Tu descendencia será tan numerosa como el polvo de la tierra. Te extenderás de norte a sur, y de oriente a occidente, y todas las familias de la tierra serán bendecidas por medio de ti y de tu descendencia. Yo estoy contigo. Te protegeré por dondequiera que vayas, y te traeré de vuelta a esta tierra. No te abandonaré hasta cumplir con todo lo que te he prometido.»
Al despertar Jacob de su sueño, pensó: «En realidad, el Señor está en este lugar, y yo no me había dado cuenta.» Y con mucho temor, añadió: «¡Qué asombroso es este lugar! Es nada menos que la casa de Dios; ¡es la puerta del cielo!»
A la mañana siguiente Jacob se levantó temprano, tomó la piedra que había usado como almohada, la erigió como una estela y derramó aceite sobre ella. En aquel lugar había una ciudad que se llamaba Luz, pero Jacob le cambió el nombre y le puso Betel.
Fue en el renacimiento cuando se recuperó la tradición clásica, mucho más inclinada por otro tipo de "sueño": el de la visión sobrenatural, justamente en el que estaba inmerso Jacob. La imagen representa a Jacob sentado, descansando, la figura echada ligeramente de lado izquierdo sobre la piedra y adoptando la postura consabida del brazo según la tradición helénica , cuyo brazo sirve de apoyo a la cabeza, mientras el opuesto cruza el pecho; entretanto los ángeles suben y bajan por la escala claramente dibujada. 
Sobre esta básica pieza se realiza la materialización del Sueño: La Escala. Y aquí, a diferencia de la tradición iconográfica, que se empeña en evidenciar sin rodeos la representación del ascenso y descenso de los ángeles por lo que supone la alegoría de la ascensión de Cristo , utiliza una densa nube iluminada por una fluorescencia dorada en la que apenas se perciben las figuras de los ángeles. Esta magia del color sustituye, y a la vez evidencia con toda "realidad", la representación visionaria, puesto que como la psicología en relación con los símbolos nos ha enseñado, desde Jung, ciertas tonalidades se asocian permanentemente, por encima de los cambios de época y de cultura, a determinadas actitudes mentales. Es lo que ocurre con el color amarillo, "color de la intuición, es decir, de aquella función que, por decirlo así, ilumina instantáneamente los orígenes y tendencias de los acontecimientos. Resulta significativo que el sueño como revelación se presente bajo el juego de la luz en su doble versión de luz material y luz irreal o "iluminación" de origen divino.
La columna vertebral es nuestra escalera al cielo, como la Escalera de Jacob que durmió su cabeza sobre la piedra (el cóccix) en Bethel y vio ángeles bajar y subir al Cielo y se dijo: "Este es un lugar especial donde Dios se comunica con los hombres".
Esta maravillosa luz dorada desciende más y más, desde más y más lejos hasta conectar con el corazón de la Tierra. Permite que tu mente consciente descienda también amablemente deslizándose, flotando suavemente hacia abajo en la columna de luz. Mientras desciendes, ves su brillo y su belleza y también puedes observar que no hay ni fisuras ni grietas en la luz. Es una columna fuerte, brillante y muy clara y pura. Te sientes sostenido y apoyado por esta luz mientras desciendes suavemente hasta el final, donde se encuentra el corazón mismo de la Tierra. afirmas y aseguras tu compromiso, conectándote profundamente con Él.
Tu compromiso es fuerte y te hace brillar, irradias energía muy brillante. Siente ahora esa suave y amorosa respuesta de la Tierra a este compromiso que has manifestado con la escalera al cielo, siente como una maravillosa energía dorada fluyendo desde ti al corazón de la Tierra.
Esta energía dorada fluye por la base de tu columna y te eleva hacia arriba. Te deslizas suavemente, sintiendo cómo esta hermosa, amorosa energía proveniente del centro de la Tierra te acunara, te elevas, subes a través de la escalera, para regresar a tu cuerpo físico, sintiendo el movimiento amable de la energía moverse, firmemente a través de ti. Ahora mira hacia arriba y observa cómo tu columna de energía sube más y más hasta el cielo, tan alto que incluso ya ni puedes verla. Permite que tu mente, tu consciencia floten hacia arriba pasando por tu coronilla (la apertura de tu séptimo chakra) por tu escalera al cielo . Mientras subes, flotando suavemente por tu escalera de luz dorada brillante, ves alrededor lo fuerte, radiante y clara que es esta columna. No hay agujeros, ni aperturas, y sabes desde tu corazón que nada ni nadie puede entrar en la escalera de luz sin tu consentimiento, ya que éste es tu espacio de conexión divino.
Ves a la distancia que hay un punto de luz moviéndose y ves que se está acercando. Aparece un camino dorado que termina justo donde tú estás y ves este bellísimo Ser de Luz acercándose rápidamente por este camino, su energía es maravillosa, fuerte y clara, Puedes ver y sentir una antigua sabiduría agitando tu corazón. Reconoces que esta sabiduría ha estado contigo siempre. Tu corazón se abre, y su belleza, su amor y su poder fluyen a través de ti, llenando tu corazón. Tu corazón se expande y se llena de alegría, de gozo, de dicha. Sí, tú reconoces quién eres. Tú reconoces que este gran Ser es tu Alma. Puedes sentirlo en tu corazón. Sí, sientes la Verdad en tu corazón.

El Sueño de Jacob - José de Ribera El Españoleto - 1636 - Museo del Prado.

 

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