El Extraño Caso del Dr. Jekyll y Mr. Hyde

No es tan extraño. En esta sociedad aleccionada por modelos ideales, el lado tratable, amable, sociable, cariñoso de nuestra personalidad procura hacerse cada vez más desmesurado y a negar otros rasgos del individuo. Imaginemos, por ejemplo a un médico occidental, un desinteresado doctor trabajando únicamente por el bienestar de los demás. No hay nada despreciable en esta conducta, es honesta, decente, íntegra, admirable, merecedora de amor y el respeto social. 

Este individuo está totalmente identificado con el rol adquirido, tanto que la sociedad le ha premiado por su admirable aportación al resto. Desde su infancia ha estado tan interesado en conseguir que se le reconozca como ese ser benevolente, que jamás se dio cuenta que estaba reprimiendo una parte importante, vital de sí mismo y para seguir siendo digno de esos honores empezó casi sin darse cuenta a olvidar o al menos el creyó que olvidada todos aquellos aspectos de su personalidad que por la educación recibida y su afán de reconocimiento ofendían o molestaban a los demás.

Durante años reprimió esos aspectos de sí mismo, creyendo que esas facetas inhumanas pertenecían a espíritus malignos, enfermos, alejados de su ser y a los que había que combatir. Hasta que un día, no se sabe bien cuál fue el detonante que catalizó y trajo desde las profundidades de su subconsciente a un ser bestial, de lujuria desmedida, violento, agresivo. Destapó la ira del animal herido por la sociedad que le obligaba a reprimir esa parte de su humanidad, esa libertad que había arrojado al saco del olvido consciente. Lamentablemente creyó reducir a cenizas sus miserias, sus sombras, su impenetrable oscuridad, pero no fue así, sino que estas sufrieron una transformación de retroceso y cuando aparecieron de nuevo se mostraron rudimentariamente opuestas, multiplicadas, manifestadas por la hostilidad hacia los demás, odio que trajo consigo que corriera la sangre.

Esta novela de Robert Louis Stevenson nos muestra que si negamos que existe una sombra en nosotros, que si nos forzamos a ser tal y como nos quiere la sociedad, corremos el riesgo de desarrollar una personalidad paralela oscura, reprimida y quizá el día menos pensado pueda manifestarse e incluso pueda tomar posesión de nuestra persona apropiándose de la imagen incompleta que creíamos ser y llevándonos al terreno de “La Bestia”, ya que cuando nos negamos a aceptar una parte de nuestra personalidad ésta termina tornándose hostil.


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