Niño travieso


Un niño travieso, rebelde es el mejor niño, la naturaleza de la mente del niño es la rebelión, una inteligencia afirmará su propia individualidad, la mediocridad siempre se rendirá al poderoso, cuanta más inteligencia más rebeldía, el humano que no se rebela, el que dice si a todo está casi muerto. A la sociedad enferma le puede gustar una persona sumisa, pero en si no son personas vivas, despiertas. Siguen dogmas, costumbres, tradiciones no porque amen si no porque son débiles, tienen miedo, no pueden pararse solos, no se oponen porque son blandos, cobardes, pusilánimes. 

Las personas que creemos que son buenas casi siempre son débiles y su benevolencia no proviene de su fortaleza, son buenos porque no tienen el valor de ser malos. La verdadera bondad debe provenir de una fortaleza enorme, exuberante. Un hombre que es bueno porque no tiene fuerza para ser malo, porque teme el castigo, la venganza de la sociedad realmente no puede ser bueno. En el momento en el que se sienta con fuerzas se volverá malo. Lo vemos con todos los que han llegado al poder, basta con que la sociedad le de poder y el poder lo corromperá inmediatamente. 

Se ve con claridad en el caso de las grandes religiones, o de movimientos políticos: los seguidores de estas cuando eran discípulos y no estaban en el poder eran “buenos”, pero cuando llegaron a ser los gobernantes de las iglesias o de los estados entonces el poder los corrompió.


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