Llevar a buen puerto nuestro proyecto vital no es tarea fácil, hay que darse cuenta de que somos seres condicionados por nuestras resonancias de la mente (el juez más severo con nosotros mismos), nuestra relación con los demás o nuestras circunstancias de entorno y que se reflejan tanto en el cuerpo físico, mental y emocional constantemente. Estas resonancias son expresadas en forma de placeres e incomodidades, y llegado el extremo, de enviarnos mensajes a través de nuestro cuerpo en forma de malestar cuando no de enfermedad. La experiencia física es algo intrigante Con el cuerpo aparecen emociones enigmáticas que te remueven como la alegría, la tristeza, el miedo, la ira…y con estas y otras la incertidumbre, las necesidades, los apegos… Mientras y simultáneamente comienza a despertarse el gran dictador humano: el temible inmovilizador por excelencia: el ego, la máscara que nos ponemos, el ser que los demás creen que somos, el ser que creemos o debemos ser, ayudado de la memoria psicológica se alimenta de nuestra energía "cuerpo dolor".
He comprobado que mediante la observación de la mente, la meditación, el estar presente en el ahora ayuda a sanar, a hacer las paces con el pasado, con las relaciones y con uno mismo.
Pero hace poco leí a Albert Einstein decir "existimos para las demás personas" y he comprendido que hay otra serie de factores energéticos que nos mueven desde el instante en que nuestro objetivo primordial nos impulsa a la experiencia física.
Eintein decía:

Vivirmos atrapados en los esquemas de la mente y no comprendemos el código de nuestra maravillosa naturaleza vibracional. No aceptamos fácilmente las leyes del universo. No aceptamos que el órden cósmico no se dará por vencido, que no cesará de entregarnos señales, que las amplificará hasta que en cierto momento llegue ensordecernos y que es capaz de dejar exhausto nuestro cuerpo intentando que escuchemos su mensaje. No comprendemos que si persistimos demasiado tiempo en ignorarlo enfermaremos. Y que si persistimos aún más seremos retirados prematuramente del tablero.
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