Toda innovación normalmente encuentra escepticismo porque viola las creencias de la gente, Las creencias son muy poderosas, hacemos la guerra por ellas, les construimos monumentos, la medicina, la psicología y los sistemas políticos están construidos sobre ellas, por no hablar de la religión, pero desgraciadamente, a veces no son ciertas, sino que sólo pensamos que lo son. A veces creemos en los cuentos de hadas.
Las reacciones normales incluyen una actitud de “es demasiado bueno para ser cierto”.
Tienes en tus manos una importante innovación, está basada en los principios científicos sólidos, pero, como es tan dramáticamente diferente de la “sabiduría convencional” que constantemente se la recibe con escepticismo, lo cual es comprensible.
Otras innovaciones han encontrado actitudes similares:
“Es imposible que existan máquinas de volar que pesen más que el aire”. Lord Kelvin, Presidente de la Royal Society.
“Todo lo que se podía inventar ya se ha inventado”. Charles H. Duell, Director de la Oficina Estadounidense de Patentes, 1899
“Las mujeres sensatas y responsables no quieren votar”. Grover Cleveland, 1905
“No hay ninguna probabilidad de que el hombre pueda aprovechar la energía del átomo”. Robert Milikan, premio Nobel de Física en 1923
En su búsqueda de la certeza, el hombre ha de encontrar dentro de sí, en su alma, aquello que de permanente y necesario hay en las cosas: su comprensión misma. La verdad necesita interioridad y el yo se convierte en el lugar propio de la certeza, anulando así todo posible escepticismo.
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