Hipnosis regresiva

El sujeto a quien llamaremos J, es un hombre que arrastra problemas de adicciones y unos niveles de ansiedad muy elevados que le impiden llevar a cabo su vida con normalidad. J  hace el siguiente viaje interno estando en estado de relajación:

Terapeuta: … ahora si te parece vas a entrar ahí y buscar un niño, no sabemos donde está…
J …ya lo veo…oh, es horroroso, parece un monstruo, es feo y parece malo…(J es un hombre atractivo y con un gran corazón)
T: ¿Qué sientes al verlo?
J: Rechazo, no me gusta, me da miedo…
T: Si te parece vamos a explorar qué le pasó a este niño para tener este aspecto…(J viaja a una experiencia de su infancia ya que el niño es un aspecto de sí mismo)
J: Estoy en mi habitación y estoy llorando…
T: ¿Qué edad tienes?
J: Unos 7 años…
T: ¿Por qué lloras?
J: Mi madre no me deja jugar, porque me puedo hacer daño, dice que soy malo, que la hago sufrir…

J tiene una madre depresiva no se quiere a ella misma, preocupada, ansiosa y miedosa, que durante la infancia le prohibía compulsivamente hacer cosas, dándole a entender que “era malo” (por querer hacer las cosas normales de un niño) y que además era culpable de su sufrimiento. De niños internalizamos los modelos afectivos de manera que al principio es, en este caso la madre que le dice “eres malo”, pero con el tiempo se va generando un “yo interno” que nos dice directamente: “eres malo”. La naturaleza esencial de J es la de una persona muy sensible, bondadosa y deportista!. A través de los encuentros consigo mismo toma conciencia que ha estado conviviendo con un “yo” aprendido que no corresponde a su naturaleza, esa parte de sí mismo es, en realidad, de su madre. 

Para J resultó un descubrimiento tomar conciencia de hasta que punto había dejado de ser el mismo para vivir a través de un “yo” que sin el ser consciente había internalizado como parte de sí mismo, sin ser consciente se había creído que era malo incapaz de hacer cosas, pues seguramente si las hacía iba a generar dolor… J pudo empezar a explorar quien era su verdadero yo y a actuar según lo que él sentía realmente. Pudo abrazar a ese niño que poco a poco fue recuperando la imagen del niño que realmente había sido. Ahora J ha empezado a tenerse a sí mismo y sanar su relación interna. Tenernos a nosotros mismos significa entre otras cosas ir dejando atrás la ansiedad y cultivar la confianza, porque de hecho todos tenemos capacidad para amar, acoger, comprender, perdonar en mayor o menor medida, e incluso eso se puede aprender… Como dicen los antiguos maestros, todo está en nuestro interior y sobre todo tu mejor amigo o amiga, tu mejor acompañante ya lo llevas dentro.


Comentarios