Auroras Boreales

Lo que los avances científicos han calificado como "luz producida por las partículas de polvo solar en contacto con el campo magnético terrestre y la rotación de la ionosfera", el pueblo inuit, comúnmente llamados esquimales, explicaba este fenómeno relacionándolo con el misterio de la vida después de la muerte. Así, la aurora boreal representaba el camino celeste cara al más allá, y las luces que de ella se desprendían era debido a la llegada de nuevas almas al otro mundo.

Durante el medievo, una época oscura donde imperaba el miedo y el terror frente a la razón, las auroras boreales se interpretaban como ejércitos luchando y tropas a caballo al ataque. Eran, por tanto, un símbolo nefasto y de mal presagio que anunciaba guerra y destrucción, sobre todo cuando el cielo se teñía de un rojo intenso que parecía devastar el horizonte.

Los asiáticos tienen una visión mucho más alegre de las auroras boreales. Además de concederle también propiedades relacionadas con la fertilidad, pensaban que, después de haber visto una, vivirían felices durante el resto de su vida.

En la mitología nórdica, se decía que las auroras boreales las producían los destellos de las armaduras de las Valquirias que surcaban los cielos a lomos de sus caballos alados. Las Valquirias eran diosas al servicio de Odín, el dios de dioses, y su misión era la de buscar los caballeros más heroicos que habían caído en una batalla para conducirlos al Valhalla.

La explicación que proporciona la mitología griega es puramente romántica. Según ellos Aurora, diosa del amanecer, se enamoró de Boreas, el dios del viento del norte, y de su unión surgió un amor tan bello que es el resultado de contemplar las auras boreales en el cielo.

En Finlandia se conocen como revontulet, que quiere decir fuegos del zorro. Dicha denominación viene de una antigua leyenda sobre el zorro ártico en la que se cuenta que los zorros árticos corrían por los montes lapones golpeando la nieve con sus colas. La gran velocidad de su movimiento hacía soltar chispas en cada golpe con la nieve lo que daba lugar a las luces brillantes que se observaban en el cielo, es decir, las auroras boreales.

Las Auroras básicamente se producen cuando partículas cargadas del viento solar son desviadas por el campo magnético terrestre hasta las altas capas de atmósfera cercanas al polo norte.
Estas partículas transfieren parte de su energía a los átomos de nitrógeno u oxígeno y estos quedan excitados. Cuando vuelven a su estado fundamental de mínima energía emiten luz de determinadas longitudes de onda. De ahí los colores verde y rojo que aparecen en las auroras.

El Sol es excitado por la Madre Tierra

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