Introspección

La introspección, consiste en chequear con nuestra mente, cuál es el estado de nuestra mente, para ver si hay que tomar medidas para que todo vaya mejor. Es lo mismo que un proceso industrial automatizado, en el que hay sensores, y aparatos que miden diversos parámetros y luego en función de lo que detectan, se actúa sobre proceso, ajustando determinadas cosas, para así conseguir el mejor resultado posible. 
No vale de casi nada, meditar todos los días un poco, y luego a lo largo del día, dejarnos llevar por las circunstancias y emociones aflictivas negativas, actuando con total incorrección y dañando nuestro futuro y a los demás seres. 
El mundo está lleno de personas que se definen como practicantes espirituales o religiosas, que se conforman por ejemplo con ir a Misa un día a la semana, y creen que ya está todo hecho y que luego pueden dejar actuar a su mente agresiva y sin control, pues la salvación está ya asegurada. Pues nada más equivocado. Una mente entrenada que consigue realizar, cada cierto rato una introspección, en ella misma y ver cuál es el estado de la mente, puede detectar nuestro enfado u odio, y entonces pasamos a aplicar compasión y amor como antídotos. También puede detectar nuestro apego, y entonces pasamos a meditar en que todo cambia, que todo fluye, que puede llegarnos la muerte a nosotros y a todos los demás en cualquier momento, no hay nada para siempre. Si lo que nos afecta es el orgullo, recordamos que el verdadero beneficio a los seres y a uno mismo viene de la humildad, o de sentirnos cercanos a los demás, sentir la calidez de corazón y encontrarnos interconectados con los demás seres. Si lo que detectamos es la avaricia, podemos reflexionar que las posesiones, muchas veces dan más trabajo que posibilidad de disfrutarlas, que en el momento de la muerte, no nos ayudan ni nos las podemos llevar. Si el engaño principal que tenemos es la envidia, debemos intentar regocijarnos de los buenos actos y fortuna de los demás, es una manera muy fácil de acumular energía positiva. De esta manera podemos trabajar con nuestra mente, pero sólo gracias a tener introspección o vigilancia. Así a nuestra mente debemos atarla, con la cuerda de la atención, y corregirla con la herramienta de la introspección o vigilancia.
Sin introspección, es imposible realizar la naturaleza de nuestra mente, es imposible también actuar acertadamente con los demás, y es imposible reforzar nuestras cualidades positivas.

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